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Las manifestaciones antivacunas no estallan en España

  • Foto del escritor: Sebastián Duarte
    Sebastián Duarte
  • 5 ene 2022
  • 5 Min. de lectura


España se ha convertido en una anomalía en el contexto europeo, en cuestiones vinculadas con el covid-19. Mientras países como Austria muestran problemas para cumplir sus objetivos de vacunación, en España, en torno al 80% de la población cuenta con la pauta completa de vacunación, pese a que el Gobierno central y las administraciones públicas no han desarrollado medidas de incentivo a la vacunación, más allá de algún anuncio publicitario. Esta realidad se explica por el escaso arraigo del movimiento antivacunas en España, en comparación con otros países europeos.


El barómetro del CIS, referido al mes de diciembre de 2021 (avance de resultados), muestra precisamente que los españoles prefieren medidas más estrictas, a la par que en Bruselas, Berlín, Ámsterdam y demás ciudades, la población se manifiesta por la adopción de medidas parecidas a las vigentes actualmente en el país hispano. En concreto, más del 45% de los españoles desea medidas más estrictas, frente a un 35%, que prefiere continuar con las medidas vigentes – este porcentaje podría aumentar considerable teniendo en cuenta el incremento abrumador de los contagios de covid-19 a pocos días de Nochebuena y Año Nuevo – y a poco menos de un 15%, que aboga por medidas menos estrictas.



Estos resultados resultas sorprendentes si se contraponen con otras preguntas del barómetro del CIS. Pese a querer medidas más estrictas, más del 65% de los españoles muestra poca a o ninguna confianza sobre la figura de Pedro Sánchez, actual presidente del Gobierno del Reino de España. No obstante, más del 70% de los españoles no quiere ni que los gobiernos autonómicos ni que el gobierno central se enfrenten a la covid-19 de forma exclusiva, sino en colaboración. Los españoles desconfían bastante del presidente del gobierno, pero ven como un mal necesario la colaboración entre Gobierno central y autonómicos, en vista de la ausencia de otras opciones plausibles.



Ahora bien, ¿por qué ocurre esto? ¿Por qué los españoles exigen medidas más estrictas, pese a confiar poco en el gobierno central? En un interesante artículo, El Confidencial adelanta varias de las causas probables, que serán tratadas en el presente documento, en conjunción con otras causas históricas que no deben ser menospreciar.


En primer lugar, conviene destacar el civismo propio de la sociedad española. En España, la población acudió, por voluntad propia, a vacunarse de forma masiva, sin esperar prácticamente nada desde que se les concedió la oportunidad. Esta población se muestra cansada de las medidas de confinamiento y confía en que las vacunas serán la solución a la crisis. En consecuencia, el movimiento antivacunas no ha tenido prácticamente arraigo en España, pese a algunas manifestaciones producidas, sobre todo, el año pasado y a principios de 2021, cuando se tomaron medidas más estrictas, que luego fueron aceptas y toleradas. Como este movimiento tiene poco arraigo, la movilización social es escasa, ya que los antivacunas son los que suelen acudir a estas movilizaciones. A ello también se une que la población descontenta prefiere mostrar su rechazo mediante vía electoral, como ocurrió en las elecciones autonómicas de Madrid de 2021, donde los madrileños defendieron la libertad votando a Isabel Díaz Ayuso, no manifestándose. Esto resulta lógico, puesto nadie quiere parecer un antivacunas por manifestarse si hay pocos antivacunas.


La población española es consiente de ese “civismo español”, tal como muestra el barómetro del CIS para el mes de diciembre de 2021. El 70% de los españoles cree que la mayoría actúa con civismo, respetando las medidas de confinamiento. Tan solo un 20% piensa que se aprecia poco civismo. La propia conciencia del civismo induce a más civismo, simplemente por acto reflejo.



En relación con lo anteriormente expuesto sobre las manifestaciones, sería preciso añadir que las manifestaciones no son un rasgo distintivo de la sociedad española. En muchos países europeos, el derecho a la manifestación pacífica existe de forma continua desde hace décadas. Sin embargo, en España, hasta 1978, no existían leyes sólidas que permitieran manifestaciones con garantías legales. Por ello, la población más mayor de este país se reúsa de convocar protestas pacíficas o violentas, puesto que no crecieron en una cultura de libertad como la actual. Únicamente los más jóvenes muestran mayor grado de rebeldía, en consonancia, por supuesto, con la propia naturaleza humana. Este mayor grado de rebeldía, sumado, además, la existencia de un marco legal, permite el desarrollado de las escasas manifestaciones vistas en España. No obstante, esta situación tiene una directa repercusión en el motivo de las manifestaciones. Las manifestaciones sobre la subida del precio de la luz, por ejemplo, no se producen en España, porque los jóvenes no suelen ser los más preocupados por esa realidad, debido a que conviven hasta avanzadas edades con sus progenitores. Con las antivacunas ocurre algo parecido, ya que las manifestaciones antivacunas cuentan con población adulta, que desconfía de la información recibida respecto a la vacuna, mientras que los jóvenes se muestran más influenciables, dejándose guiar por lo vislumbrado en su entorno. Por tanto, si los adultos españoles no se manifiestan, porque carecen de esa cultura, los jóvenes, que sí la tienen, tampoco lo hacen.


A todo lo anterior, hay que añadir más causas, directamente vinculadas a ese “civismo español” antes mencionado. La población occidental en su conjunto se muestra, especialmente en los últimos años, bastante polarizada, diferenciándose claramente entre derecha e izquierda. Estas dos grandes posiciones políticas han adoptado posturas antagónicas sobre el covid-19 en los países europeos, vinculándose, generalmente, la derecha al rechazo a las vacunas y la izquierda, al fomento de las mismas, aunque varía según el país. En España, no obstante, todos los partidos políticos se han mostrado favorables a la vacunación, insistiendo en ella como vía para lograr una pronta recuperación. Este hecho no se debe tanto a la menor polarización de la política y población españolas, puesto que también existe polarización en este país; como a la dependencia de España del sector turístico, el cual no puede recuperar su actividad normal hasta que la vacunación se extienda por todo el mundo y/o desaparezca el covid-19 como pandemia. Ergo, tanto derecha como izquierda españolas, han fomentado la vacuna, a fin de evitar el agravio de la recesión económica actual.


Conviene puntualizar que ese apoyo a la vacunación no ha sido del todo completo en algunos partidos de la derecha española. Concretamente, Vox y algunos líderes regionales del PP han criticado la gestión de Pedro Sánchez y han invocado manifestaciones en contra del gobierno central, autonómico o local, según corresponda. La paradoja es que estos partidos son los que cuentan con un electorado más mayor, con mejor cultura de la manifestación, con mayor riesgo a muerte por covid-19 y con menor arraigo en las nuevas tecnologías, la vía principal de difusión del movimiento antivacunas.


Véase también “Las manifestaciones antimedidas estallan en Europa pero no en España: ¿por qué?”, de Héctor G. Barnés, para El Confidencial.



Fuentes documentales

El Confidencial (2021). “Las manifestaciones antimedidas estallan en Europa pero no en España: ¿por qué?”. Recuperado [2021] de https://www.elconfidencial.com/espana/2021-12-31/manifestaciones-antirestricciones-europa-espana_3351625/.

Centro de Investigaciones Sociológicas (2021). “Avance de resultados del estudio 3344 Barómetro de diciembre de 2021”. Recuperado [2021] de https://www.cis.es/cis/opencms/ES/NoticiasNovedades/InfoCIS/2021/Documentacion_3344.html.

 
 
 

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